Concepto:  
De la misma manera en que a veces entonamos una melodía y hasta canturreando solos en alto (y mal), se baila a veces también sin percatarnos. Para ello, el amor romántico es una fuente infinita inspiración y, estemos o no heridos por su flecha, nos encanta simular ese exquisito dolor. Veremos a una viajera en un aeropuerto de camino al Líbano a la que le anuncian un retraso en su vuelo, escucha una canción, la sigue, la canta para sí y, mientras tanto, comienza a bailarla hasta que se da cuenta de lo que está haciendo y se detiene de golpe, corriendo nerviosamente para dejar de ser el centro de atención del resto de los transeúntes.

La bailarina entra en el escenario desde el fondo a la derecha ya con la canción en funcionamiento. Lleva una gabardina azul de entretiempo, zapatos finos de francesitas, falda corta, pelo suelto y una maleta de cabina de color rojo. Son colores y “apocamientos” corporales de “aerolínea”. Se rompe su anonimato defensivo de viajera con esa digresión durante la cual le canta y le baila a un sentimiento amoroso irresistible, absoluto, embriagador. Para ello, en el proscenio más cercano y buscando contacto visual con la primera fila, saca de su bolsillo un bote de brillantina en polvos rojos, vierte un montoncito en su mano izquierda y sopla, de manera que haya una brizna de color y -un guiño a la danza oriental de espectáculo- de brillo. Esa es la señal que marca el momento de la magia, de la ficción escénica a la que a todos invita.

Esta es una danza oriental con ropa típicamente oriental, con desplazamientos medidos y cercanos siempre al punto de partida de la bailarina, que apenas se mueve de ese centro-izquierda del escenario cercano al público al cual hará puntualmente cómplice de la confesión de su más tierna vulnerabilidad como si de su propia mente se tratara. Al final, se cubre con la gabardina, alcanza la maleta, la arrastra y se marcha (sale del foco de luz) por esa misma esquina izquierda. Es una danza situacional, la interpretación suave e íntima de una canción de pop oriental –Hatefdal Fi Alby de Joanna Mallah- fuera del contexto del arte.